El movimiento de los agujeros negros, estrellas de neutrones y otros objetos masivos puede crear ondas en la estructura del espacio-tiempo, llamadas ondas gravitacionales. Durante el día de ayer, 28 de junio, un grupo de científicos anunció la primera evidencia de un fondo de ondas gravitacionales de longitud de onda larga que llena el universo.
El Observatorio Norteamericano de Nanohercios para Ondas Gravitacionales (NANOGrav) presentó este descubrimiento en una serie de artículos publicados en el Astrophysical Journal Letters. NANOGrav es un centro financiado por la Fundación Nacional de Ciencias de más de 190 científicos de los Estados Unidos y Canadá, incluyendo científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. La colaboración ha pasado más de 15 años recopilando datos de alta precisión de radiotelescopios terrestres, en busca de estos resultados.
Se cree que estas ondas fueron originadas en el pasado lejano por agujeros negros supermasivos, hasta miles de millones de veces la masa de nuestro Sol, dando vueltas entre sí antes de fusionarse. Detectar el fondo de ondas gravitacionales es similar a escuchar el murmullo de un gran grupo de personas hablando en una fiesta, sin distinguir ninguna voz en particular, por lo que no se puede saber qué agujero negro originó qué onda.
Qué son las ondas gravitacionales
En 1916, Albert Einstein sugirió que las ondas gravitacionales podrían ser un resultado natural de su teoría general de la relatividad, que dice que los objetos muy masivos distorsionan la estructura del espacio-tiempo, un efecto que percibimos en nuestra vida cotidiana como gravedad.
En consecuencia, los objetos muy masivos que giran en espiral unos hacia otros deberían "arrugar" el espacio-tiempo y enviar esas distorsiones a través del cosmos, similar a las ondas que se extienden por un estanque cuando tiramos una piedra. Sólo que las ondas gravitacionales viajarían a la mayor velocidad permitida: la llamada velocidad de la luz, que es también la velocidad de la gravedad.
Aunque muchos otros científicos aceptaron la predicción de Einstein en su momento, fue el propio Einstein quien no estaba totalmente convencido de que tuviera razón; durante las próximas décadas, continuamente se quedó sin palabras sobre la cuestión de las ondas gravitacionales y ocasionalmente publicó artículos que refutaban su idea original.
La primera observación directa de ondas gravitacionales se realizó el 14 de septiembre de 2015 y fue anunciada por las colaboraciones LIGO y Virgo el 11 de febrero de 2016. La forma de onda, detectada por ambos observatorios LIGO, coincidió con las predicciones de la relatividad general de Einstein para una onda gravitacional que emana de la espiral de fusión de dos de agujeros negros de alrededor de 36 y 29 masas solares.
Detección de ondas gravitaciones en 2015 por LIGO
Esa señal, en una longitud de onda mucho más corta que el nuevo descubrimiento de NANOGrav, fue la primera evidencia de que Einstein estaba en lo correcto cuando, a través de sus ecuaciones, predijo la existencia de estas ondas en 1916.